11 de abril de 2008

¿QUERÉS DISFRUTAR LA VIDA HOY? ¡DISFRUTÁ ESSSTA!

Hace apenas seis años no se podía decir "banco" porque te bajaban la dentadura de un cacerolazo. No había institución en el país con peor imagen y con menos credibilidad. Como el chico quilombero, que cuando está calladito es porque sabe que se mandó una cagada, de un día para el otro los bancos retiraron todo su arsenal publicitario de los diarios, las radios y la televisión.

No duró mucho. Hoy, ya plenamente recuperados en la consideración popular, los bancos son otra vez entidades amigables y familiares, y sus eslogans, nombres y colores nos asaltan a cada paso, saliendo hasta de abajo de los adoquines. Con toda soltura y confianza, saturan las pantallas, las páginas y espacios públicos con sus imágenes, ¡y hasta se dan el lujo de hacer humor! ¡Los bancos hacen humor! ¡¡¡LOS BANCOS!!! ¡¡¡HUMOR!!!

No sólo eso: además ahora se permiten burlarse del esfuerzo de un perejil por un objetivo modesto, del pequeño fracaso de un cuatro de copas y de las frustraciones cotidianas de los eternos perdedores, como en esta propaganda (sí: "propaganda"; publicitarios, ¡chúpenla!) del Banco Francés:



Esperamos que esté próxima la hora en que vuelvan a confiscar los ahorros de la clase media para por fin ver desaparecer esta inmundicia publicitaria de las prístinas pantallas de la televisión argentina.

Y todo esto por no decir nada de que el estilo de enumeración de situaciones bizarras con locutor de pronunciación heterodoxa y música pop berreta de la década del ochenta ya está muuuy visto en la publicidad argentina. El humor bizarro es de Capusotto, Alberti, Casero, etc. Por más que copien algunos giros y mecanismos, nunca uno de estos "creativos" -vomitemos juntos- va a entender de qué se trata.

¡Muerte a los banqueros y a los publicitarios!

Y para remarcar la diferencia, por si fuera necesario:


4 comentarios:

Anónimo dijo...

El acentito del locutor es francés, como el banco. La propaganda (publicitarios propagandistas, sigan chupando) es penosa.

El día que vuelvan a confiscar los ahorros de la clase media vamos a vernos libres de propagandas de bancos por 3 años. Luego, otra vez. La memoria de la clase media en este país no dura mucho más que eso. El fin definitivo va a ser cuando confisquen los ahorros de la clase alta. Bah, no sé, tal vez ahí salen con lo de "ladrón que roba a ladrón".

El Fundidor dijo...

Claro, nunca confiamos en la memoria de la clase media. Incluso tres años parece demasiado optimista. El tema es que cuando confisquen los ahorros de la clase alta, lo que vamos a dejar de ver son las propagandas de bancos suizos, que son excelentes.

Anónimo dijo...

Ah, yo que pensaba que la gente aprendía... pero no... no no no no noooooooo

Jorge Mux dijo...

También hay una proliferación de tarjetas de crédito, y las propagandas que hacen son penosas. Una familia de clase baja que, para poder comprarle un juguete a su hijo, deben usar la tarjeta de crédito. "Estas cosas pasan", dice el pobre tipo que le compró el juguete a su hijo. Y la voz del locutor, como canchereándolo: "sí, si tenés Carta Automática". Es decir: si no accedés a nuestra tarjeta usuraria, ni sueñes con que tu hijo sea feliz. Es más, ni sueñes con que le vas a poder comprar ni un juguetito de mierda. (No sé si esa propaganda se pasa en otras ciudades, en BAhía Blanca tenemos como cinco o seis propagandas patéticas de ese mismo tenor: el marido que, para comprarle un regalo a su esposa se tiene que empeñar con una tarjeta de crédito; el cadete que quiere arreglar su moto... Todos, clase baja. Con un mismo mensaje: ni sueñes con levantarte, con una casita, con un trabajo digno. Tus sueños deben ajustarse a lo que nosotros te demos, usura de por medio: un arreglito de medio pelo, un presente olvidable, una cosita de nada, en muchas cuotas y con intereses variados.

Una vez más, felicitaciones por el blog, que es excelente desde todo punto de vista.