Se ha descubierto un engaño. Millones de años transcurrieron y siempre se nos inculcaron dos cosas: que los uruguayos juegan al contragolpe y pegan, y que les gusta el mate. Pero hete aquí que ese andar despreocupado, con termo bajo el sobaco y poronga en mano, digo porongo, no es más que una muestra más del imperialismo simbólico del Imperio Uruguayo. Eh´ así: los uruguayos odian el mate.
Según altas fuentes de la SIDE, muy preocupadas en el tema, los orientales cuando no los ve nadie, escupen, y con cara de asco.
Luego de la desaparición futbolística de Enzo Francescoli (que se revuelca en su tumba), y de que el defensor Paolo Montero cumple una condena de 6 años de prisión en suspenso luego de una patada en el maxilar izquierdo a un delantero de Rampla Juniors, Uruguay se quedó sin símbolos. Y ante el temor de desaparecer del universo simbólico, sumado al poco territorio con el que cuenta el país, se lanzó desde el gobierno comunista de Tabaré Vázquez esta ofensiva mateínica.
Así es que desde hace meses se obliga a todos los ciudadanos uruguayos a andar con la poronga en la mano, porongo, perdón, y a beber la bebida ancestral que deja los dientes verdes, úlcera y feo gusto. Ampliaremos después de estos comerciales nacionalistas.
Según altas fuentes de la SIDE, muy preocupadas en el tema, los orientales cuando no los ve nadie, escupen, y con cara de asco.
Luego de la desaparición futbolística de Enzo Francescoli (que se revuelca en su tumba), y de que el defensor Paolo Montero cumple una condena de 6 años de prisión en suspenso luego de una patada en el maxilar izquierdo a un delantero de Rampla Juniors, Uruguay se quedó sin símbolos. Y ante el temor de desaparecer del universo simbólico, sumado al poco territorio con el que cuenta el país, se lanzó desde el gobierno comunista de Tabaré Vázquez esta ofensiva mateínica.
Así es que desde hace meses se obliga a todos los ciudadanos uruguayos a andar con la poronga en la mano, porongo, perdón, y a beber la bebida ancestral que deja los dientes verdes, úlcera y feo gusto. Ampliaremos después de estos comerciales nacionalistas.
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